noviembre 4, 2024 Reflexiones de una hereje
Los urbanitas no nacen, sino que se hacen.
Urbanitas. Nuestra sociedad ha aceptado un modelo de vida decididamente desequilibrado
Una vida de expectativas.
Deseos insatisfechos.
Sueños de evasión de la realidad.
Nuestra sociedad ha aceptado un modelo de vida decididamente desequilibrado.
El consumo, la posesión, el aturdimiento para olvidar.
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Lamentablemente, hay muchas personas que llevan una vida mediocre, disfrutando de las desgracias ajenas y criticando sus propios éxitos.
Entre estos iconos, considero las siguientes características :
Perezoso
Disoluto
Aparente
Personalmente, los llamo «urbanitas».
En efecto, son extremadamente frecuentes en las grandes metrópolis, donde la vida se ha visto alterada por falsos valores y, ante todo, se ha perdido la sencillez.
En algunos casos, la persona puede tener una buena fuerza de voluntad (pero exclusivamente neurótica), supeditada a objetivos muy concretos que son fundamentales para su realización.
No se le ha enseñado a amar su cuerpo, es una persona sedentaria que siempre busca atajos para seguir adelante.
Toma medicamentos sintomáticos para sus numerosas dolencias «menores», drogas para drogarse de vez en cuando, cigarrillos o alcohol para calmarse o sentirse colocado.
Por supuesto, no puede renunciar a los mitos de la sociedad moderna : lujo, riqueza, éxito.
No tiene fuerzas ni ganas de levantarse, está convencido de que no hay alternativa a una vida que puede no ser mala, pero que desde luego no es la mejor.
Los urbanitas no nacen, sino que se hacen.
Hay muchos entornos y vertientes «educativas» que predisponen a crear este tipo de «personalidad».
Los más comunes son los programas de televisión que fomentan la búsqueda del éxito y la fama, engañando a la gente haciéndoles creer que pueden alcanzar la felicidad y la realización existencial.
Pero se podrían citar muchos más.
La frase típica que se oye es : «Todo el mundo lo hace», por supuesto carente de lógica.
Por ejemplo, un joven de familia desfavorecida que se gasta cientos de dólares al año en un nuevo smartphone ; cuando crezca, se convertirá en la persona que se endeuda para pagar la hipoteca de una casa, las cuotas del coche de sus sueños y las vacaciones en complejos de lujo.
Y se convertirá en uno de los llamados perdedores de éxito que tan de moda están hoy en día.