Un sueño malvado y enfermizo. No desean crecimiento, sino momificación…
Casi todo el mundo solo busca la confirmación de lo que ya piensa.
No se trata de compararse con los demás.
Con el tiempo, me di cuenta de lo poco que la gente quiere comunicarse.
Muchos hablan de «revolución», pero en realidad solo buscan confirmaciones.
Sin embargo, solo buscan confirmaciones tradicionales.
No desean crecimiento, sino momificación.
No un renacimiento, sino una tumba en la que encerrarse.
No buscan ningún cambio, sino una restauración del pasado.
Una masa de perros rabiosos de la que nunca saldrá nada bueno.
Salvo una inmovilidad global, marcada por un frenesí microscópico e inútil a nivel individual.
En el mejor de los casos, su revolución consiste en desear eliminar al vecino que se ha comprado el coche nuevo.
O asaltar alguna tienda o supermercado para conseguir algo gratis y sin ningún esfuerzo.
Un sueño perverso y enfermizo.
El fin de un sueño
La gente ya no tiene sueños.
Ya no desea mejorar, ser más amable, más simpático o más sociable.
Solo pide estar a salvo dentro de casas que parecen fortalezas.
Protegidas por alarmas y puertas blindadas.
Para comer, trabajar y disfrutar de artilugios fabricados en serie con la inscripción «modelo exclusivo y personalizado».
O conducir coches que parecen blindados.
Es simplemente el fin del sueño de un mundo mejor.
