Para mí, los recuerdos son como cuadros y yo soy la pintora.
Así dibujo mis emociones : primero las represento y luego las analizo con distancia, como si fuera una espectadora.
Desde luego, no es una tarea fácil.
A veces duele, otras veces me hace sonreír.
Pero nunca me aburre.
Y si de este modo puedo transmitir alguna emoción a quienes me leen y mostrar mis colores de forma invisible, entonces estoy segura de que he aprendido a pintar.
