Tiene la piel muy clara, casi diáfana, que contrasta con el color de su pelo rojo.
Rojo, rojo fuego, rojo cobrizo, rojo ceniza, rojo caoba.
Pero, ¿qué más tienen las chicas pelirrojas?
¿Tienen alguna característica diferente a las rubias o las morenas?
¿Por qué son consideradas por muchos las más fascinantes y capaces de estimular la fantasía erótica?
A las pelirrojas siempre se las ha situado entre el bien y el mal.
Ángeles o demonios.
Hay quien las desprecia y quien las adora en exceso, llegando incluso a una auténtica obsesión.
También hay quien las considera excelentes y quien, en cambio, está dispuesto a declarar que, gracias a su exuberancia erótica, son capaces de transmitir emociones y sensaciones que sobrepasan todos los límites.
De hecho, parece que el olor de su piel es absolutamente exclusivo.
Intenso, acaramelado, profundo.
Además, en algunas de ellas, los efélides se asemejan a un firmamento de estrellas, como un juego de manos que atrae y desvía la atención.
Pero quizá la fascinación que despiertan los pelirrojos se deba sobre todo a su extrema rareza.
De hecho, los pelirrojos naturales solo representan hoy el 1 % de la población mundial y, en el futuro, será cada vez más improbable encontrarlos.
Como consecuencia de los flujos migratorios, la mezcla de razas y la consiguiente globalización, es probable que los pelirrojos se extingan en pocas décadas.
