Un mundo de ilusiones. Si no sabes jugar, no entres en este mundo

septiembre 25, 2024 Erotismo de autor, Internet y vida virtual

Realidades intangibles de las que nunca podrás estar seguro de su existencia.

«Veronica Baker»


Un mundo de ilusiones. Si no sabes jugar, no entres en este mundo

Un mundo de ilusiones
Si no sabes jugar, no entres en este mundo de ilusiones….

Lo virtual puede resultar a menudo un mundo de ilusiones peligroso.
Si no sabes jugar, no entres en él.

Y, sobre todo, no te fíes nunca de quien te diga que puedes hacer tus sueños realidad viviendo una segunda vida.

Es mentira y puede convertirse en un infierno porque, al provocar adicción, te hará sufrir.

Y si no tienes el equilibrio necesario, si te acechan viejos fantasmas y dramas que nunca has superado, si en tu inconsciente buscas constantemente pantallas blancas en las que proyectar tus problemas, hazme caso : déjalo.

Porque, además de hacerte daño a ti mismo, harías daño sobre todo a quien no tiene nada que ver con tus problemas.

Cuando se juega, se interpretan partes, se experimentan situaciones y, con la imaginación, se construye un mundo de ilusiones que luego servirá para recorrer el camino que un día conducirá a convertirse en adultos.

Pero si nunca has crecido, si esa especie de barrera impermeable que divide la realidad de la fantasía aún no se ha formado a tu alrededor, si para ti el juego se convierte en vida y la vida en juego, si el papel que interpretas nunca termina, si ya no puedes entender quién eres entre la persona que se mueve en la pantalla y la que escribe en el teclado, y si crees que esos píxeles en movimiento pueden satisfacer tus impulsos más íntimos o pueden resultar la panacea para todos tus males, entonces evita entrar en un mundo virtual.

Porque jugar no es burlarse de los demás, no es hacer trampas ni utilizar cualquier artimaña para conseguir un objetivo con el único fin de llevarse el premio a casa.

Pero sí significa limitar ese lugar a los temas que pueden desarrollarse en él, excluyendo todo lo que no tiene razón de ser en un mundo digitalizado, como el amor y el sexo, que en ausencia total de contacto físico real no son más que el holograma de algo que solo existe en tu fantasía y que, aunque desesperes, nunca podrás tener.

Si no dejas a un lado los disgustos y las rabietas, solo te quedará la frustración por no haber materializado ese deseo.
Una decepción que podría condenarte a vivir para siempre en un limbo poblado de espectros.

Realidades intangibles de las que ni siquiera tendrás la certeza de su existencia.
Y, si de verdad querías jugar, al menos aporta un poco de ese sano bálsamo que tantas veces te sacó de momentos de melancolía en tu infancia.

La única razón que realmente debería inducirte a jugar es la ligereza.