diciembre 15, 2024 Internet y vida virtual
No me complace armar un rompecabezas de imbecilidad.
Multinick. Siempre ha sido y siempre será una sola personalidad
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Quien utiliza más de un alias para presentarse en distintas comunidades virtuales (blogs, foros, etc.) lo hace con el único fin de engañar a sus interlocutores mediante juegos de manos, hologramas endebles o figuras de conveniencia empleadas para «dirigir» las conversaciones en determinadas direcciones.
Por tanto, utiliza «jugadas» prefabricadas, guiones ya escritos, previsibles y predecibles, ya que moverse en un contexto no «programado» constituye algo desconocido para este estrambótico personaje, y es incapaz de enfrentarse a ello.
Por ello, los enfrentamientos en el ring virtual deben estructurarse de tal manera que no haya lugar a sucumbir.
Normalmente, se trata de personalidades con una gran propensión al engaño, la decepción y la traición.
Me los imagino «amañando» los libros, consultando las respuestas a los cuestionarios antes de responder a las preguntas, haciendo alarde de «credenciales» falsificadas, presumiendo de títulos académicos e intentando hacer trampas en todas las partidas, incluso en el bingo de Navidad.
De hecho, al enfrentarse a ellos, se pierde la profundidad que da la «naturalidad» de la confrontación, esa auténtica riqueza que da el trato con personas y mentes diferentes.
De hecho, a pesar de los múltiples comportamientos de una persona multinick, siempre se trata de una personalidad única con una trayectoria vital, experiencias y opiniones propias.
De lo contrario, se trataría de un individuo tan disociado que podría considerarse un «caso clínico patológico».
Entonces, ¿cuál es el límite de la experiencia, el conflicto y la humanidad que se puede alcanzar al dialogar con multinicks que pertenecen a la misma persona?
Nada.
De este modo, solo obtendremos el efecto de haber divertido al niño haciéndole jugar con su «ábaco» de personalidad o de haber tratado con un psicópata en toda regla.
Intento evitar, en la medida de lo posible, a cualquier individuo que, en un lugar virtual como un blog o un foro, donde cierta honestidad intelectual y coherencia son elementos ineludibles, tenga un comportamiento que me haga temer esa disociación.
Cuando me relaciono con una persona, ya sea en la realidad o en la virtualidad, quiero «conocer» su «verdadero rostro» y encontrar un motivo para entablar una relación con ella.
No me complace armar un rompecabezas de imbecilidad.