enero 7, 2025 Reflexiones de una hereje
Si dejáramos de soñar, ¿qué nos quedaría?
Los sueños. Pero la vida no siempre tiene un final feliz
Siempre que le contamos un cuento a un niño, sabemos que la vida no siempre tiene un final feliz.
Nosotros mismos lo hemos experimentado muchas veces.
Entonces, ¿por qué lo hacemos?
Lo hacemos para protegerlos.
Hemos visto lo dura, despiadada e injusta que es la vida, pero no podemos decírselo a esa niña o a ese niño.
No podemos usar estas palabras, por supuesto.
«Aprende a vivir tu vida solo (o sola).
No confíes nunca en nadie, en nadie en absoluto.Confía únicamente en ti mismo.
Nunca vendrán príncipes azules, hadas o superhéroes a ayudarte».
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Especialmente en los primeros años de vida, los sueños que alimentan nuestra existencia cotidiana casi nunca se hacen realidad, otros nos traicionan en el momento más hermoso y otros pueden destrozarnos la vida.
Pero, si dejáramos de soñar, ¿qué nos quedaría?
La realidad ya es dura para todos y cada uno de nosotros, a pesar de tener una familia detrás…obviamente para los que tienen la suerte de tenerla.
No siempre es así, lamentablemente.
También los hay que, desde muy pequeños, se encuentran solos (o solas) frente a su destino.
Más tarde, cuando nos hacemos adultos, muy a menudo queremos aparentar ser algo distinto de lo que somos, con el resultado de que acabamos encontrándonos en un círculo vicioso sin fin, una carrera sin propósito.
Llegados a este punto, redescubrimos nuestros sueños de la infancia, dejándonos guiar por la imaginación y emprendiendo un camino nuevo y diferente que hay que recorrer con determinación y, sobre todo, conciencia.
Solo creciendo podemos tomar conciencia de nuestro valor y nuestra fuerza, más allá de todas las etiquetas sociales, y elegir libre y valientemente nuestro camino para salir de esa existencia gris cuyo único propósito es sobrevivir, no vivir.