Durante siglos se ha creído que los animales son capaces de vaticinar catástrofes naturales.
De hecho, existen numerosas pruebas de su capacidad para predecir fenómenos como terremotos y tsunamis.
A continuación se muestran algunos ejemplos de ello.
Justo antes de que el tsunami se abatiera sobre las costas del sur de la India y Sri Lanka en 2005, causando miles y miles de víctimas, todos los animales salvajes huyeron para refugiarse en las colinas cercanas.
En China, las serpientes despertaron repentinamente de su hibernación invernal en la región de Liaoning en 1975, anticipándose al terremoto que sacudió la ciudad de Haicheng pocos días después.
El gobierno chino ha redactado un documento oficial en el que se detallan los comportamientos anómalos de los animales que preceden a los terremotos y, por tanto, los predicen.
Entre ellos figuran vacas y caballos que se niegan a entrar en sus corrales, ratones que abandonan sus escondites y corren despavoridos y peces que saltan fuera del agua.
Las tortugas del desierto de Nevada (EE. UU.) cavan agujeros poco profundos en el suelo rocoso para absorber la lluvia cuando presienten que se avecina una tormenta.
Las ovejas corren a refugiarse cuando perciben que se avecina mal tiempo.
Aun así, el cielo puede seguir siendo completamente azul sin ningún tipo de señal que prediga una tormenta inminente.
Los gatos también pueden predecir los terremotos.
Cuando está a punto de producirse un terremoto, un gato hará cualquier cosa por salir de un edificio y, si tiene gatitos, se los llevará consigo.
En las horas previas a un terremoto, los gatos están muy agitados.
Los chinos siempre han confiado en los gatos para predecir terremotos y otros desastres naturales.
Todavía se desconoce cómo lo hacen.
¿Oyen o sienten el estruendo de un terremoto?
¿Detectan cambios en el campo electromagnético terrestre?
¿O perciben cambios en la presión atmosférica?
Sea cual sea la explicación, parece razonable concluir que, si los animales huyen de algún sitio, es mejor alejarse con ellos.
