Lilya 4-ever (2000). Un naufragio individual que en última instancia se convierte en un fresco alegórico

octubre 1, 2024 Películas, Hologramas prohibidos de la vida real

La película está basada en una historia real y aborda un tema que sigue de plena actualidad : el del tráfico de seres humanos.

«Veronica Baker»


Lilya 4-ever (2000). Un naufragio individual que en última instancia se convierte en un fresco alegórico

Lilya 4-ever (2000)
Lilya tiene 16 años y vive en un barrio de mala muerte de una ciudad de la antigua Unión Soviética…

Lilya tiene 16 años y vive en un sórdido barrio de una ciudad de la antigua Unión Soviética donde la vida no es nada fácil, por lo que, obviamente, está deseando marcharse para siempre con sus padres a Estados Unidos.

Pero una noche, durante la cena, su madre le dice que solo podrá reunirse con ellos más adelante.
Poco después se entera de que incluso ha sido abandonada por su madre, que ha renunciado incluso a la patria potestad para iniciar una nueva vida con su actual pareja.

Abandonada por su madre, sin dinero y, lo que es más, con la etiqueta de puta pegada a ella, se ve obligada de alguna manera a llegar a fin de mes.

Su amistad con Volodya, un niño de 11 años que haría cualquier cosa por ella, sigue siendo lo único bueno de su jovencísima existencia.

Los dos se pasan el día huyendo de los insultos de los otros niños del barrio, mientras sueñan con una vida mejor.

Lilya encuentra por fin la esperanza al conocer a Andrei, de quien se enamora, y que pronto le pide que le siga a Suecia para empezar a vivir una nueva vida.
Sin embargo el traslado a Suecia que le propone el chico es una terrible trampa.

La película está basada en una historia real, la de Danguole Rasalaite, y aborda un tema que sigue de plena actualidad : el del tráfico de seres humanos.

El hundimiento del imperio al otro lado del telón (la Unión Soviética y todos los Estados del antiguo bloque comunista) provocó la decadencia repentina de unas estructuras que ya eran precarias y no podían mantenerse en pie.

Es imposible imaginar algo más execrable para toda una generación que no conoció otra cosa que la enorme ignominia de uno y solo un sistema (el comunismo).

Lilya (Oksana Akinshina) solo tiene dieciséis años y su zona de residencia, una aglomeración urbana de bloques de apartamentos grises en forma de paralelepípedo, ha sido todo su mundo a lo largo de su breve existencia.
Por ello, es incapaz de tener recuerdos de un pasado digno y su único sueño es marcharse.

Las desventuras de Lilya, engañada primero por su madre, que la abandona con su nueva pareja, luego por su tía y finalmente por Andrei, el joven que le parecía un atisbo de una nueva vida, pero que en realidad solo aumenta su dolor, obligándola a pasar de prostituta ocasional por necesidad a víctima de la explotación ilegal en Suecia a disposición de hombres mayores adinerados.

Un naufragio individual que acaba convirtiéndose en un fresco alegórico, feroz en el relato detallado de la breve existencia de Lilya.

Tras conseguir escapar del piso en el que Andrei la había segregada por la ventana, conoce a un hombre de etnia macedonia que primero la atrae a sus aposentos y luego la viola junto con algunos de sus amigos.

Al día siguiente, desesperada, Lilya se arroja desde un puente de la autopista de Malmö con intención de suicidarse.
Trasladada al hospital, murió unos días después a consecuencia de las heridas.