Leonardo David, un campeón desafortunado

septiembre 27, 2024 Historias de deporte y de vida

Los entendidos ya vaticinaban su brillante futuro.

«Veronica Baker»


Leonardo David, un campeón desafortunado

Fatalidad, mala suerte, negligencia, superficialidad…

Polémica, desesperación, lágrimas… Se ha gastado tanto en vano después de que la joven vida de Leonardo David se fuera demasiado pronto, en un contraste demasiado marcado con su alegría, su sencillez y su coraje de joven en la cima de su vida y de su carrera deportiva.


Leonardo David


De buenos modales, mirada dulce pero al mismo tiempo atleta de carácter, David tenía un talento cristalino y una clase innata que le llevaron a la cima del esquí mundial con tan solo 18 años.

Más joven que Ingemar Stenmark, se le consideraba la única promesa capaz de hacer frente al inmenso poder arrollador del gran eslalonista sueco, que todavía era plusmarquista de la Copa del Mundo con sus 86 victorias.



El dolor es aún mayor si pensamos que Leo habría sido el esquiador que habría mantenido vivo el esquí italiano desde la época de «Thoeni-Valanga Azzurra» hasta la de «Tomba».
De hecho, Thoeni se retiró en 1980, mientras que Tomba ganó su primera carrera en 1987.

Durante el periodo 1980-1987, el equipo nacional italiano de esquí fue incapaz de mostrar ningún campeón capaz de ganar a alto nivel de forma continuada.
La consecuencia fue que el esquí prácticamente desapareció de la televisión y de las portadas de los periódicos en la década de 1980.

Precisamente para intentar «construir» a David como un atleta capaz de ganar la Copa del Mundo, los entonces responsables técnicos del esquí italiano decidieron «lanzarlo» en descenso.
De hecho, Leo tenía que ganar los puntos necesarios en las pruebas combinadas para superar al gran sueco Ingemar Stenmark.



Los entendidos ya estaban seguros de su brillante futuro.

Por desgracia, David sufrió dos fuertes caídas en los dos últimos descensos libres que disputó.
La primera fue durante los Campeonatos de Italia en Cortina y la segunda, la fatal, unos diez días después en Estados Unidos durante los Juegos Preolímpicos de Lake Placid el 3 de marzo de 1979.



Lo cierto es que tras esta última caída, Leo nunca despertó del coma en el que estuvo durante seis largos años, periodo en el que las esperanzas se alternaron con la desesperación.

El joven campeón falleció el 26 de febrero de 1985, como recuerda una placa expuesta en el exterior de la iglesia Oberteilplats de su ciudad natal, Gressoney la Trinitè.