enero 14, 2025 Reflexiones de una hereje
¿Cómo podemos evitar malgastar la única oportunidad que se nos ha dado?
La vida y su sentido
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La vida no es algo que nos hayamos «merecido».
Por eso, cuando nos hacemos adultos, debemos hacer algo para dar sentido a nuestra existencia.
Da igual.
Pero cualquier acción que no tenga como único objetivo el beneficio propio es, sin duda, una buena acción.
La vida no es una empresa familiar que se transmite por dinastía, ni un escaño en el parlamento que solo sirve para recibir un sueldo, ni la acumulación de capital en paraísos fiscales por parte de aquellos cuyo único objetivo es enriquecerse cada vez más, ni perder el tiempo exclusivamente en cháchara o preferir permanecer ciego para no ser molestado por los muchos problemas que «no le conciernen».
¿Cuántos fingen no ver para tener la coartada de no poder actuar, pero luego se vuelven hiperactivos cuando se trata de ganar dinero?
¿Se puede considerar «ser humano» a quien no deja tras de sí más huella que su propia mezquindad, demostrando que no es digno de la vida que ha recibido por pura casualidad?
Para estar a la altura del don que se nos ha concedido, es necesario que quede al menos un testimonio, aunque sea pequeño, de nuestro paso por la vida.
Por ejemplo, podríamos intentar ayudar a alguien necesitado o luchar por causas sociales de forma desinteresada.
Por tanto, debemos evitar ser espectadores insensibles del sufrimiento de los demás.
Pero, sobre todo, debemos ser capaces de ir más allá de nuestro propio egoísmo.