Pero a estas alturas su única motivación es cerrar el mayor número posible de contratos para obtener más comisiones.
En la mayoría de los casos sin tener en cuenta si el cliente va a ganar o no.
Obviamente cuantos más contratos hagas, más ganas.
De hecho, en los cursos de «formación» se dedica casi todo el tiempo a perfeccionar las técnicas de venta :
Superar las objeciones de los clientes potenciales.
Comprender su tipología (cauteloso, atrevido, dispersivo, concreto, tímido, arrogante, etc).
Orientar positivamente la negociación evitando errores: simulacros de negociación con clientes «difíciles» para comprender con colegas más experimentados los posibles errores en la venta.
Además, siempre me ha llamado la atención la ingenua superficialidad y credulidad con la que invierten muchas personas solo porque la persona que les propone una «ganga» es un amigo, un conocido o una persona «conocida» localmente.
Nunca hay que fijarse en si la persona que propone una inversión (o cualquier otro producto en el sector comercial) es guapo o feo, famoso o desconocido, si lleva traje y corbata o vaqueros y sudadera, o si se le conoce desde hace 30 años porque es un antiguo compañero de colegio (podría ser un solemne incompetente) o desde hace 10 minutos (podría ser un válido experto).
Lamentablemente, esto ocurre mucho más a menudo de lo que uno se imagina.
