octubre 4, 2024 Internet y vida virtual
No hace falta ser un genio para crear avatares que despierten el interés de los interlocutores.
Honestidad en la era del metaverso. Al principio, solo había Adán y Eva…
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Al principio, solo había Adán y Eva…
Luego llegaron los apodos, los avatares y el metaverso.
Pero, al final, el ser humano siempre ha sido el mismo, con sus méritos, defectos, vicios y virtudes que, desde luego, no han desaparecido con la llegada del metaverso, en el que, por el contrario, estas particularidades tienden a expandirse desproporcionadamente.
Aquí, cualquiera puede ponerse una máscara y hacerse irreconocible, encontrando el entorno ideal para expresar libremente su yo interior sin miedo a las críticas, algo que de otro modo quedaría suprimido y reprimido.
En un mundo virtual, por tanto, es posible transformarse en lo que uno desee.
No solo físicamente, cambiando su aspecto exterior con unos pocos clics del ratón, sino también (y sobre todo) intelectualmente.
Basta con utilizar algunos motores de búsqueda, encontrar la foto adecuada en la red y ponerla en su perfil para, por fin, poder desempeñar el papel que normalmente queda excluido en la aburrida grisura de la vida cotidiana.
No hace falta ser un genio para crear avatares que despierten el interés de sus interlocutores.
Y si además eres capaz de dar un mínimo de emoción, mostrando colores que los demás nunca han visto y sonidos que nunca han oído, entonces harás que olviden la monotonía a la que demasiado a menudo se sumerge la normalidad de la existencia con pequeñas y grandes historias, y te convertirás en un ser especial, intrigante y deseable a los ojos de quienes están al otro lado de la pantalla.
Tal vez inalcanzables.
Seréis los protagonistas indiscutibles de sus juegos y fantasías, corregiréis todos los aspectos que no satisfagan, rediseñaremos algunas partes de vuestro ser y cambiaremos algunos colores de vuestra existencia.
Pero no todos presumen.
También los hay que optan con honestidad por dar una imagen de sí mismos que se corresponda con lo que realmente son.
Se trata de alguien a quien rara vez se encuentra.
Su comportamiento es diferente, se nota enseguida porque no corretea constantemente en un intento desesperado de labrarse una efímera notoriedad artificial.
Una persona real que no necesita de lo virtual para ser ella misma.