noviembre 9, 2024 Amigos gatos
El gato se convierte así en un mensajero que puede ayudarnos a reunir la muerte y la vida, partes de un mismo ciclo.
Gato protector. Embellece nuestra vida cotidiana con su silencio
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El gato es un animal misterioso.
Enriquece nuestra vida cotidiana con su silencio, su dulzura y su intuición siempre alerta.
Incluso cuando se convierte en gato doméstico, nunca pierde su conexión con la naturaleza, que le llama en varias ocasiones a lo largo de su vida.
Su propia existencia es un precioso regalo para la humanidad.
De hecho, su instinto se convierte en un magnífico maestro que nos muestra soluciones, formas de vivir, acciones atrevidas y riesgos que merecen la pena correr.
Sin embargo, tarde o temprano, todos tenemos que enfrentarnos a la pérdida de nuestro amigo de cuatro patas.
Independientemente de la causa de su fallecimiento (vejez, enfermedad o accidente), se trata de un verdadero duelo.
Un duelo, sin embargo, que no se parece a ningún otro.
De hecho, el gato es un animal rodeado de misterio desde tiempos inmemoriales.
Parece que entra en nuestras vidas por una razón concreta, que elige a quién acudir, que tiene una misión que cumplir y que, una vez cumplida, abandona la vida terrenal para siempre.
Al igual que un verdadero guerrero que ha luchado y ganado su batalla, el gato, una vez cumplida su misión, vuelve a casa.
Quienes han tenido la suerte de tener un gato cerca durante una enfermedad saben que nuestro amigo felino suele percibir la presencia de un síntoma inusual dentro del cuerpo humano e instintivamente acude varias veces al día a esta parte del cuerpo para consolar, proteger y simplemente estar cerca.
Es como si en ese momento quisiera compartir el mal con nosotros, ser nuestro protector, cuidar de nuestro estado de ánimo.
Son numerosas las leyendas que tienen al gato como protagonista.
La fascinación que ejerce sobre nosotros nuestro pequeño felino doméstico embelesa al ser humano que sabe acogerlo y le lleva a vivir la muerte como una auténtica laceración del alma.
Entendida no como una herida en sí misma, sino como una apertura, una oportunidad de acceder a una dimensión mística.
Cuando un gato nos deja, nos vemos catapultados a otro mundo, sumergiéndonos en un barranco emocional muy profundo.
Es como si nuestro amigo de cuatro patas nos hubiera cogido de la mano para sumergirnos en lo invisible.
Para que podamos vivir con él una pequeña parte del viaje.
Su fallecimiento es un verdadero mensaje que nos invita a soltar el miedo, la mente y el control.
El dolor de su pérdida tiene exactamente esta intención : hacernos soltar nuestras barreras y abandonarnos a este viaje eterno.
La pérdida de un gato es como la muerte de una parte de nosotros mismos : la más salvaje e instintiva, pero también la más sabia.
Nos sentimos desconcertados, confusos y tristes por el vacío que tenemos que afrontar.
Sin embargo, si consiguiéramos no pensar en su vida, verlo como una transformación suya y buscar la presencia de su alma en nuestros días, todo cobraría otro sentido: ya no lo veríamos solo como un pequeño cuerpo lejano al que hay que llorar, sino como una presencia constante que hay que volver a percibir.
Pero de otra manera.
Quienes pueden hacerlo cuentan que siguen oyendo su ronroneo, le oyen maullar, ven su sombra por la casa, en los lugares que más le gustaban, sueñan con él, reciben señales, imágenes y acontecimientos que les cuentan grandes verdades, le vuelven a ver en otros gatos y le perciben más que antes.
Cuando un gato nos abandona, se produce un acontecimiento espiritual muy intenso, una ocasión de especial introspección y un momento de intensa conexión con el universo.
Si fuéramos capaces de vivirlo como un episodio pasajero, como un puente hacia otros universos, como una enseñanza para cambiar nuestra visión del mundo, su desaparición se transformaría por completo: de un acontecimiento dramático pasaría a ser un hecho simbólico, capaz de ofrecernos regalos de valor incalculable.
El gato se convierte así en un mensajero que puede ayudarnos a reunir muerte y vida, partes de un mismo ciclo.