El secreto para mantenerse joven. Un compromiso constante, humilde y alegre
Aunque los recuerdos son el legado del pasado, a veces pueden hacer aflorar un recuerdo grabado en el corazón.
De hecho, todos poseemos dones que podemos aportar para mejorarnos a nosotros mismos y, por extensión, a toda la humanidad :
En el compromiso constante, humilde y alegre reside el secreto para hacer de tu vida una celebración continua
Tu vida adquiere sentido si se convierte en una misión
Descubres tu misión cuando te paras a reflexionar
Este es el secreto para mantenerse joven…
Este es el secreto para ser y permanecer siempre joven.
Porque la juventud tiene la frescura del amanecer.
En lo más profundo de cada ser hay un deseo oculto de juventud que duerme a la espera de ser despertado.
Por eso nadie quiere envejecer y las personas que se dirigen hacia el ocaso siempre sufren.
La juventud es plenitud de vida, madurez de entrega, imaginación, esperanza y belleza.
Es el sí del amor.
De hecho, es más fácil para los jóvenes que para los viejos dar la vida.
Ser heroico, arder por una idea.
En el joven, el amor arde todavía con toda su fuerza virgen.
La juventud no es un pasaje, un aprendizaje o un noviciado.
Es el momento sublime de dar sentido a la vida.
Es la hora de las grandes decisiones, la cumbre de la espontaneidad.
Por eso la juventud no tiene edad.
Pertenece a quienes consideran su vida como una donación.
Solo es maduro, vivo, fecundo quien, en la inexorable carrera del tiempo, conserva la frescura, el heroísmo, la espontaneidad y el entusiasmo por la vida de la juventud.
Solo es divino quien puede mantener la frescura en su corazón.
Es joven quien sabe leer la bondad oculta en las cosas, las personas y los acontecimientos, y quien sabe esperar porque sabe que el futuro está en manos de Dios.
Quien sabe captar el sonido imperceptible de la vida que emerge de todo para que el mundo siga siendo joven.
Todos guardamos algo celosamente en nuestro interior.
Casi parece que podamos compararnos con el Principito.
El personaje de Saint-Exupéry que sentía debilidad por la rosa que iluminaba su asteroide B 612.
Sentía tanta aprensión por ella que quiso ponerla bajo la protección de un cristal.
Nada ni nadie debería haberla puesto en peligro.
De hecho, creo que a cada uno de nosotros nos importa algo de una manera especial.
Tanto que queremos preservarlo para siempre.
Unos más, otros menos, todos poseemos uno.
