El peso del mundo

febrero 3, 2025 Reflexiones de una hereje

En efecto, el ser humano puede «adaptarse» a cualquier situación.

«Veronica Baker»


El peso del mundo

El peso del mundo
La esclavitud está abolida desde hace más de un siglo…

La esclavitud está abolida desde hace más de un siglo.

En el pasado, los esclavos podían ser asesinados, encadenados o torturados.
En resumen, se les coaccionaba.

Tras la abolición de la esclavitud, llegaron los siervos.

Pero la situación no cambió.

Siempre se podía obligar a alguien a ser siervo.

Luego, con la era industrial, surgió la necesidad.
A causa del hambre, alguien podía obligar a la gente a trabajar como esclavos.

Finalmente, llegaron las conquistas sindicales.

Hoy, sin embargo, se condiciona y convence a la gente para que sea esclava.
Basta con repetir obsesivamente que no hay esperanza ni alternativa.

Y poco a poco todo el mundo se convencerá de que debe hacer más sacrificios.

Un concepto fundamental

Anteriormente, he utilizado la expresión «llevar el peso del mundo a cuestas» para referirme a todas aquellas personas que se sacrifican por un ideal «superior».
Personas que llegan a renunciar a todo, incluida la dignidad, en nombre de un principio.

En mi opinión, primero hay que dar un paso atrás.
Hay que establecer un concepto fundamental :

«Cuando algo es legal, siempre se puede hacer.
Lo importante es respetar siempre la ley».

Sin embargo, en el mundo proliferan cada vez más leyes que a veces son inútiles o incluso perjudiciales.
Al mismo tiempo, se repite constantemente el siguiente concepto :

«Hay una razón superior por la que no debes hacer algo que te gusta (o quieres) hacer».

Moralismos, civismo, voluntarismo.
En resumen, siempre se nos dice que si hay algo que nos gusta hacer y que no concierne al bien «común», no debemos hacerlo.
Porque si todo el mundo no pensara en el bien común, su país — y, por ende, el mundo — se hundiría inexorablemente.

Sin embargo, nunca oigo a nadie plantear una objeción fundamental :

«¿Cuándo llegará el momento en que podamos hacer algo por nosotras mismas, por fin, y que nos beneficie a nosotras mismas?»

De hecho, parece que las palabras «nosotras mismas», «personalmente» o «en nuestro propio beneficio» han desaparecido del vocabulario común.
En su lugar, encontramos términos detestablemente falsos como «comercio justo», «igualdad de oportunidades», «cuotas rosa» e «igualdad de género», que pretenden convertir a toda la población en peones mediocres sin arte ni parte.

Como si pensar en el propio crecimiento personal a costa del colectivo fuera un pecado mortal.
Naturalmente, en algún momento me vino a la mente la siguiente pregunta :

«¿Qué estoy haciendo por mí misma?
Y, sobre todo, ¿qué está haciendo el colectivo por mí?»

La respuesta fue consecuente :

«Nada, al contrario, intentan empobrecerme y hacerme la vida cada vez más difícil».

El peso del mundo
El peso del mundo…

Normalmente, en este punto, me oigo objetar que soy, cuando menos, irresponsable.
Pero, en realidad, no es así.

Siempre he tenido el máximo respeto por todas las leyes vigentes y aplicables.
Quizá incluso demasiado.

Pero la cuestión es otra.

Los grandes problemas sistémicos no me conciernen, salvo en muy pequeña medida.
En cualquier caso, la única solución posible es adaptarse al cambio.

Lo sé, lo sé.
Y siempre me responden lo mismo cuando se trata de la economía.

No hay salida de la crisis.
El mundo se hunde.
Y las irresponsables como yo tenemos la culpa.

Es el peso del mundo.
Todo el peso del mundo recae sobre nosotras.

Pero no nos corresponde solo a nosotras soportarlo.
Al menos, no me corresponde solo a mí.

Para eso están los mártires.