El deseo. Cuando abruma la mente, obstaculiza la capacidad de ver la realidad con claridad

octubre 20, 2024 La medicina del alma

El apego es como la miel en una hoja de afeitar : parece placer, pero solo causa dolor.

«Lama Zopa Rimpoché«


El deseo. Cuando abruma la mente, obstaculiza la capacidad de ver la realidad con claridad

Fuente : Lama Zopa Rinpoche, El camino a la felicidad


El deseo. Cuando abruma la mente, obstaculiza la capacidad de ver la realidad con claridad
Aferrarse a la apariencia exagerada interfiere con la capacidad de ver la naturaleza última del objeto…

Cuando un fuerte deseo abruma la mente, dificulta la capacidad de ver la realidad con claridad.
El deseo se aferra a la apariencia exagerada del objeto deseado como si fuera bueno en sí mismo.

Tras aplicar las buenas cualidades del objeto y etiquetarlo como «bueno», crees verlo como algo bueno en sí mismo y te aferras a él.
Aferrarse a la apariencia exagerada interfiere con la capacidad de ver la naturaleza última del objeto.

Cuando esto ocurre, en lugar de observar el objeto, la persona o la cosa que deseas, debes observar tu mente.
Simplemente observa tu mente.

Cambia el objeto de atención de externo (el objeto que proyectas) a interno (la mente que proyectas).
En lugar de pensar en el objeto, observa la mente mientras piensa en él.

Cuando practicas esta sencilla meditación, se produce un cambio inmediato.
De repente, el deseo insoportable puede detenerse.

En tu mente hay espacio para ver la verdadera naturaleza de ti mismo y del objeto de tu deseo.
Si haces esto, aunque solo sea por un momento, la mente deseante empezará a ser controlada, pacificada y domada.

Sigues el deseo para alcanzar la plenitud.
Tu deseo es digno y tienes razón al querer alcanzarlo, pero el método es erróneo y solo produce insatisfacción.

Sigues el deseo y no estás satisfecho.
Vuelves a perseguir el deseo y vuelves a quedar insatisfecho.

Lo vuelves a intentar y sigues sin estar satisfecho.
Cuando digo que debes renunciar al deseo, puede sonar como si te estuviera diciendo que renuncies a la felicidad, pero no es así.

Si realmente observaras a fondo el deseo y los objetos del deseo, verías que, aunque parezcan placeres, no se puede encontrar en ellos ningún placer real.
Suprimir el deseo, sin embargo, no significa en absoluto suprimir toda felicidad.

De hecho, cuando renuncias al deseo, te abres a la única forma posible de alcanzar la verdadera felicidad.

Como aún no has experimentado la verdadera felicidad, confundes el sutil sufrimiento del deseo con la paz, pero, cuando comprendes los infinitos beneficios de renunciar al egoísmo y al deseo, tal renuncia es un acto gozoso.