diciembre 22, 2024 Reflexiones de una hereje
Si no soñamos, ¿qué nos queda?
Cuentos de hadas y sueños. La vida no siempre tiene un final feliz
Cuando le contamos cuentos de hadas a una niña, le hablamos de un mundo en el que, al final, el bien siempre triunfa sobre el mal.
Sin embargo, la hipocresía de los cuentos de hadas es evidente.
La vida no siempre tiene un final feliz.
Lo hemos visto y tal vez incluso experimentado en primera persona.
Entonces, ¿por qué seguimos haciéndolo?
¿Por qué engañamos así a la niña?
Lo hacemos para protegerla, porque hemos experimentado lo dura, despiadada e injusta que puede ser.
Sin embargo, no podemos decírselo.
No podemos decirle :
«Aprende a vivir tu vida por ti misma.
No confíes en nadie.Confía solo en tus propias capacidades.
Nunca vendrá ningún príncipe azul ni hada a rescatarte».
En los primeros años de vida, los sueños son lo que nos sostiene.
Por desgracia, muchos de estos sueños se desvanecen sin hacerse realidad.
Otros, sin embargo, nos engañan y nos hacen daño de por vida.
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Pero, si no soñamos, ¿qué nos queda?
La vida real ya es dura de por sí, aunque tengas una familia detrás… para los que tienen la suerte de tenerla, porque no siempre es así.
Y también están los que se encuentran solas y deben asumir su destino.
Cuando somos jóvenes, cedemos al deseo de ser diferentes, convirtiéndonos en personas que no somos.
En lugar de huir del tiempo, lo perseguimos, sin darnos cuenta de que pronto seremos víctimas de un círculo vicioso por el que correremos frenéticamente sin parar y sin llegar nunca a ninguna parte.
Una carrera sin fin.
Somos víctimas de una sociedad que nos masifica e impone sus reglas para hacernos sentir adecuados, apreciados y deseados.
Todo esto nos ayuda a resistir durante un tiempo, pero ¿qué hacemos si nos damos cuenta de que ya no nos gratifica?
¿Ya no nos basta?
Es entonces cuando tenemos que coger de la mano nuestros sueños infantiles y dejar que nuestra imaginación nos guíe, empezando a correr hacia un nuevo camino que seguir con determinación y conciencia.
Con la conciencia de nuestro valor y de nuestra fuerza, más allá de cualquier homologación, llegará el momento de que todos, tarde o temprano, elijamos libre y valientemente nuestro camino para salir de la oscuridad de una existencia cuyo único propósito suele ser sobrevivir, no vivir.