A veces la crueldad de los humanos afecta a animales pequeños e indefensos que sufren un gran maltrato.
Perros y gatos abandonados en la calle tras haber sido víctimas de la violencia gratuita o que viven en la más absoluta degradación desde su nacimiento.
Una amiga mía encontró por casualidad a Chopin, un gatito de aproximadamente un mes, en medio de la basura, sucio de posos de café, completamente mojado y, sobre todo, muy asustado, durante una fuerte tormenta.
Tenía la cola completamente quemada.
Alguien le había prendido fuego con un encendedor antes de arrojarlo a ese horrible lugar.
Solo con verlo me dolía el corazón por cómo estaba.
El gatito temblaba de miedo, encogido, y no quería que nadie se le acercara.
Mi amiga intentó hacerle ver que estaba allí para ayudarle.
Le resultó muy difícil acogerlo (además, durante una lluvia torrencial, con rayos y relámpagos), porque no se fiaba de nadie, temeroso del comportamiento de las personas que había conocido hasta entonces.
En casa, después de limpiarlo, le dio algo de comida para que se alimentara.
El gatito miró alrededor asustado, pero enseguida se dio cuenta de que debía confiar en quienes le adoptaban.
Ahora Chopin tiene un hogar, donde desde hace tres años recibe todo el cariño que le faltaba y que tanto necesitaba.
Ah, también tiene una cola enorme y muy peluda.
