Le Trung, un científico canadiense de origen vietnamita y «sin tiempo para romances», decidió crear la mujer robot perfecta para el.
Para ello creó a Aiko, una chica abnegada y servicial que recuerda su bebida favorita.
Según los tabloides británicos, Aiko, que tiene rasgos orientales, también es amable con su suegra, limpia la casa y puede dar indicaciones.
Le Trung invirtió 14 000 euros en crearla y ahora dice estar encantado: la robot lee el periódico mientras él desayuna y le acompaña en el coche.
Le Trung niega que la construyera como juguete sexual, pero admite que puede programarse para alcanzar el orgasmo.
El inventor justifica así su creación :
«Aiko, que significa «niña del amor» en japonés, es lo que ocurre cuando se combina la ciencia con la belleza.
No necesita vacaciones, comida ni descanso, trabaja casi las 24 horas del día.
Es la mujer perfecta.
Lo único que no puede hacer es oler perfume».
Pero Aiko no es un robot de virtud fácil: si su pareja se le acerca demasiado impetuosamente y la toca en los lugares equivocados, reacciona dándole una bofetada.
Le Trung dice que no todo el mundo aprecia su trabajo :
«Algunos me acusan de intentar jugar a ser Dios.
Una vez alguien tiró una piedra a Aiko.
