Lo imprevisto es, por definición, un factor que provoca mucha ansiedad.
Saber gestionar el riesgo de lo inesperado significa controlar la capacidad de actuación.
El trading puede ser divertido para muchos, pero es un problema grave.
Porque crea adicción.
La vida fuera de la plataforma de trading se desvanece cada vez más.
La realidad se mezcla con los deseos virtuales.
Como ganar dinero todos los días, el deseo de comprar (o vender) en mínimos (o máximos), hacer operaciones 100 % correctas.
Una alquimia muy peligrosa que desorienta la mente.
Las acciones ya no están comandadas por la lógica, sino por emociones ilógicas.
Se rechaza cualquier señal y, sobre todo, cualquier consejo del exterior.
Y solo cuando el trader deja de «jugar» se da cuenta de lo irracional de su comportamiento frente al mercado.
Vuelve a la racionalidad.
Pero por los pelos.
El irresistible atractivo del trading pronto vuelve a apoderarse de él.
El resultado es un estado de tensión emocional aún mayor.
Se trata de una situación que favorece la aparición del estrés ansioso y, en consecuencia, la adicción al trading.
La ansiedad es un estado caracterizado por sentimientos de miedo que se manifiesta ante la perspectiva de acontecimientos desconocidos o indeseables.
Por ejemplo, el miedo a colocar una orden en el nivel equivocado, un movimiento adverso del mercado o noticias inesperadas.
Lo imprevisto es, por definición, un factor de ansiedad importante.
Saber gestionar el riesgo de lo inesperado significa controlar la propia capacidad de actuación.
De lo contrario, se pierde lucidez y objetividad.
La ansiedad siempre aumenta.
Y la fuerte pérdida a la vuelta de la esquina.
Llegados a este punto, es necesario un periodo más o menos largo de desintoxicación.
Porque el trading debe ser emocionalmente gratificante.
Antes que económico.
