Los gatos son seres misteriosos y fascinantes, capaces de transmitir felicidad, tristeza o amor con un simple movimiento de su cola.
Son capaces de conducirte a la meditación en silencio, casi por ósmosis, con su ronroneo y sus patas suaves apoyadas en tu pecho.
No hay mejor remedio para la tristeza que la caricia de un gato que se abrazan suavemente a tu corazón.
Pero los mininos no solo son grandes «compañeros de casa», sino también ángeles de cuatro patas.
También son verdaderos maestros de la vida.
A continuación, te presento 9 importantes lecciones de vida que tu minino puede enseñarte.
1. Respétate a ti misma, eres un ser libre
Un gato nunca respeta ninguna orden, sino que elige seguir o no las instrucciones de una persona.
Cada uno de sus gestos o comportamientos expresa su intención en el momento preciso en que lo hace, aunque esta puede cambiar de vez en cuando.
¿Su lección?
Cada uno de sus gestos debe reflejar una elección consciente.
Elegir es sinónimo de poder.
Obedecer es señal de sumisión.
2. Siempre hay que cuidarse
Los gatos dedican la mayor parte de su tiempo a satisfacer sus necesidades básicas, y esta es quizá la clave de su belleza.
Comen cuando tienen hambre, duermen cuando tienen sueño, hacen ejercicio todos los días y son grandes maestros de la elasticidad.
Lo que he aprendido de ellas es que el bienestar físico es una necesidad básica que siempre debe tener prioridad en nuestras vidas.
Todo lo demás queda en un segundo plano.
3. Confía solo en quien camina a tu lado
Un gatito no es leal a quien le da de comer solo porque satisface una necesidad.
Él desea mucho más.
Esto no significa que no esté agradecido.
Pero la gratitud y la confianza son dos conceptos muy distintos.
El gato nos enseña que la confianza no se compra ni se regala.
Es un reconocimiento que hay que ganarse y que se basa sobre todo en una relación fundada en el respeto y la reciprocidad.
4. Nunca pierdas tu toque de locura
La locura es la sal de la vida.
Añadir un momento de alegre imprevisibilidad a tu vida cada día te abrirá a la curiosidad, a lo inesperado, te liberará de la rutina y mejorará significativamente la calidad de tu vida.
¿La lección de tu gato?
Sabiduría y locura son dos caras de la misma moneda ; no puedes tener una sin la otra.
5. Siéntete orgullosa de estar en el mundo
Creo que todo gato se da cuenta de que es una auténtica joya.
Desde luego, no oculta su belleza.
Mostrarse en todo su esplendor natural, sin ocultar su belleza, es una fuente de alegría para cualquiera que comparta la vida cotidiana con un gato.
Y probablemente tú también puedas aprender de él la lección de que la verdadera belleza puede beneficiar a todo tu entorno.
6. Si algo no te gusta, déjalo donde está
La vida es demasiado corta (y demasiado preciosa) como para obligarte a hacer algo que no te gusta.
El mundo está lleno de alternativas, así que elige lo que más te convenga.
7. Dedica un tiempo al silencio, es el camino más alto hacia la sabiduría
Si tienes un gato, te habrás dado cuenta de que, cuando contempla el silencio, parece que el tiempo se detiene como por arte de magia y entra en una realidad diferente, donde la mente calla y es posible conocer el ser.
Esa es la clave de la meditación profunda.
Tu gato lo descubrió antes que tú.
8. Tu instinto es precioso, nunca lo pierdas
Un gato puede vivir en un piso durante años, pero nunca perderá su instinto.
En cambio, lo más probable es que te hayas autodomesticado.
El gato te enseña que el instinto es tu punto de contacto con la naturaleza, y que ha llegado el momento de sintonizar con tu alma más salvaje.
Quien pierde su naturaleza natural, pierde su tesoro más preciado.
9. Deja siempre una puerta abierta (y tómate tu tiempo para decidir si la atraviesas o te rindes)
No hay nada que no pueda cambiarse, nada definitivo en el mundo.
Así podrás tomarte tus decisiones, y la vida, con más calma y serenidad.
